Eros despues de la tormenta

Eros después de la tormenta…

Según el viejo dicho, después de la tormenta viene la calma. Pero no siempre la tranquilidad es lo que aparenta ser, y eso es lo que parece auscultar Eros Ramazzotti en su más reciente álbum, Calma aparente (Sony BMG).

Las visitas del cantante italiano por este lado del mundo no son frecuentes (después de todo, vive en Roma y no a la vuelta de la esquina), de modo que su llegada a esta ciudad se vuelve un intenso ciclo de intercambios con los medios.

Cayendo ya el sol, en uno de los hoteles que más retan a la imaginación, el hermosamente blanco Delano en South Beach, El Nuevo Día se da cita con Ramazzotti.

Portando zapatos deportivos, pantalones cortos y camisa que expone sus brazos tatuados, el bronceado y peligrisáceo Ramazzotti surge de la oscuridad de un patio junto a la piscina como cualquier turista que se ha lanzado a investigar los predios. Aquí el intérprete de 42 años puede darse el lujo de pasar desapercibido, algo que en su Italia natal y en otras partes del mundo le sería imposible.

Ramazzotti, que espera visitar Puerto Rico cuando lance su gira de conciertos en el 2006, parece más jugador de soccer que cantante (lo que no debe sorprender, pues uno de sus sueños de juventud fue ser futbolista).

A pesar de ser una estrella internacional de la canción que ha vendido 40 millones de discos, Ramazzotti todavía conserva algo del aire de mecánico, de bartender, de hombre proveniente de familia humilde y trabajadora, que una vez fue.

Esas profesiones pasadas, ¿sirvieron de algo para lo que sería su destino como artista?

“Me ayudaron a entender que mi camino era otro”, dice quien también fue contable. “Mis hermanos y yo crecimos en la humildad, y eso ha servido para crecer bien”.

El diálogo con el artista transcurre en dos idiomas: las preguntas se le hacen a Ramazzotti en español, idioma que comprende pero que no habla. Contesta en italiano, y sus respuestas son traducidas por una intérprete.

La versión italiana del disco Calma aparente salió en Europa el 28 de octubre, mientras que la versión en español se lanzó para el resto del mundo el 8 de noviembre. Nuestra vida es el primer sencillo de las 13 canciones compuestas por Ramazzotti en colaboración con su equipo de trabajo. Nuevamente se rodea de gente con la que ya ha compartido en sus álbumes anteriores.

“El equipo que gana nunca lo cambias”, explica Ramazzotti sobre sus colaboradores. “Se siente muy bien desde el punto de vista humano, y desde el punto de vista técnico, el productor Claudio (Guidetti) es una persona muy capaz. Nos entendemos muy bien, y comprendemos todos nuestros gestos. Por ejemplo, con la canción que hemos hecho con Anastacia, I Belong To You, la idea fue mía. Todas las otras canciones ya estaban acabadas. Yo envié la canción por e-mail en dos horas, y él (Claudio) me la mandó de vuelta terminada”.

Anastacia es la más reciente artista de habla inglesa en cantar a dúo con Ramazzotti quien, a lo largo de su carrera de 20 años, ha realizado grabaciones con artistas internacionales como Cher, Tina Turner, Joe Cocker y Patsy Kensit. El intérprete tiene una razón para ello.

“Me gusta mucho porque el hecho de trabajar con otro artista, añade algo más a lo que es ya un buen proyecto”, sostiene. “Además, si hay buen ‘feeling’ con la persona que trabajas, se puede pensar en llegar a más colaboraciones en el futuro”.

De ahí han surgido amistades que perduran, aunque hubo el caso de una artista que vino, grabó su parte y se marchó.

“Esto paso una sola vez, con Cher, cuando vino a Londres. Hemos grabado la canción, y después de una hora se fue”, recuerda Ramazzotti.

La selección de Anastacia ocurrió luego de que la artista se tratara contra el cáncer de seno, y provino del sello musical que representa a los dos cantantes.

“Fue una idea de la casa discográfica, porque ella es Sony y yo soy BMG, y las dos compañías se fusionaron”, indica Ramazzotti. “Pero yo fui personalmente a Nueva York a conocerla, y di la aprobación final para seguir adelante con el proyecto. Todo ocurrió después de su tratamiento médico, y encontré a una persona extremadamente sensible, que sacó algo bueno de lo malo que le ha pasado, y la ha mejorado”.

Ramazzotti no ha experimentado una situación tan peligrosa como la de Anastacia, pero en el 2003 vivió tiempos difíciles con la disolución de su matrimonio y la lucha por la custodia de su hija. El también aprendió de la adversidad, cuenta.

“Lo que me pasó a mí le pasa todos los días a toda la gente del mundo”, reflexiona. “El carácter de cada persona es muy importante, y una experiencia de este tipo con mi carácter seguramente me ha dado mucha fuerza”.

La reflexión, la introspección, la observación del pasado-presente-futuro se entrelazan y perciben en las composiciones de Calma aparente, y no es por accidente.

“Cada artista tiene que coger de dentro para dar a los demás”, considera. “Como mi creatividad, y la creatividad en general, viene de eso, viene de tu sentimiento interior. Por ejemplo, siempre he dicho que es como un pintor que cuando pinta una tela, pone en la tela lo que tiene adentro, y cada artista, cada escritor, cada persona en el mundo de las artes tiene que dar de sí mismo para poder expresarse y dar a los demás lo que quiere”.

Justo entonces lo que Ramazzotti hace evidente en su Calma aparente.

Juan Carlos Pérez-Duthie
[especial/el nuevo día]